Finalizado el fallido intento de tomar la ciudad, la Casa de Campo se convertiría en un punto de capital importancia estratégica. Por una parte allí se encontraba la retaguardia y la base de aprovisionamiento de las unidades que habían conseguido ocupar parte de la Ciudad Universitaria y el hospital Clínico, con las que se comunicaban por medio de un frágil sistema de puentes sobre el Manzanares: la Pasarela de la Muerte. A su vez la Casa de Campo sería el lugar elegido para ubicar las piezas de artillería que bombardearían incesantemente Madrid hasta el final de la guerra, utilizando las alturas del parque como el cerro Garabitas con su espectacular panorámica de la ciudad como observatorio privilegiado desde donde dirigir el fuego de esas baterías.
Un saludo
Medel