Los árabes llamaron al lugar Salam-bir, luego Santaber, que significa “pozo de salud”
En 1592, Santaber y la dehesa de las pozas (las fuentes termales) fueron dadas por Felipe II a la villa de Cañaveruelas . En 1600 probó estas aguas D. Bernardo de Sandoval y Rojas (1564-1618), arzobispo de Toledo, que las calificó de aguas santas porque le beneficiaron. En 1666, la Reina Regente, Mariana de Austria (1634-1696), madre de Carlos II, también las tomó para bien. La reina, en agradecimiento, mandó modernizar el edificio primitivo para que sirviera de alojamiento para los reyes y de hospedaje para los necesitados. De las obras, terminadas en 1676, se encargó el II Marqués de Montealegre, Luis Francisco Núñez de Guzmán (h.1615-1674). La reina, el marqués y el doctor Alfonso Limón Montero, habían tomado las aguas a instancia del doctor Fernando Infante y Ollero, que en 1676 publica una memoria sobre estas aguas titulada Teatro de la Salud y baños de Sacedón . El doctor Montero, catedrático de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, reconoce las buenas propiedades de estas aguas en la obra más fundamental de la hidrología médica del Siglo de Oro español.
A lo largo de todos estos años lei y descubri mucho sobre este sitio... y en todos a lo largo de los siglos, el lugar era fantastico, por su localizacion y belleza natural... casi catalogado de "eden"
A principios del siglo XX La Isabela consistía en un poblado de calles en cuadrícula y un enorme palacio rectangular. Había unas 50 viviendas y muchas habitaciones para los visitantes y los residentes que iban a beneficiarse de las aguas termales del balneario. La gente acudía para buscar alivio de enfermedades varias como la gota, la epilepsia, las convulsiones, el reuma, las erupciones de la piel, etc. También había un puente de piedra reconstruido sobre el río Guadiela
Con los años se añadieron la Casa de Oficios, la Casa de Servidumbre, la iglesia y unas cuantas fuentes que adornaban los calles y paseos. En las inmediaciones se trabajaba un gran huerto. La vegetación del valle era muy abundante.
Son muchos los reportajes que se han hecho y las historias que se cuentan sobre este pequeño pueblo que tanta importancia tuvo entre 1826 y 1930.
Su desarrollo y explotación quedaron parados al desatarse la Guerra civil. Las instalaciones de La Isabela dejaron de ser lugar de recreo y salud de la gente pudiente para ser destinadas a cuarteles y alojamientos para evacuados del ejército de la República, entre ellos enfermos mentales. Acabada la guerra, los muertos en el balneario son enterrados en una fosa común y los locos llevados a un psiquiátrico. No se pensó en volver a poner los baños en uso.
La Confederación Hidrográfica del Tajo aprobó el proyecto del embalse de Buendía en diciembre de 1941 e inició las obras en 1946. En 1950, los últimos habitantes de aquel lugar "único" tuvieron que abandonarlo
15 DE JULIO DE 1958 ENTREPEÑAS- BUENDIA í El Jefe del Estado, acompañado por los mínisfros de Obras Públicas y Agriciillura y otras personalidades, llega al pantano de Entrepenas
Aqui... en esta ultima foto, la de "arriba" del ABC, en el margen superior
derecho... empieza mi andanza, el monumento donde sale abanderado... invicto de aquel dia, me trae loco por encontrarlo... para estar en ese sitio donde 1958 se le dio homenaje a la presa de Buendia, acabando con aquel "eden" donde tantos escribieron de sus bondades
Encontre el sitio... no fue facil, pero la persistencia de encontrarlo en estos años dio su fruto, el monumento esta descuidado con residuos de papeles y demas porquerias en todo su perimetro... para hacer esta foto tuve que limpiar el frontal
El horizonte ya contempla aquello donde quiero llegar
Entre caminos... alguna senda y sin GPS... busco a La Isabela... tengo una idea "clara" del margen de la orilla donde tiene que estar... pero no se la longitud que tengo que hacer de playas o costa para darle caza
En alguna ocasion falle en el destino... eso te hace encontrar playas como esta con suelo de piedra... perfecta para el baño sin fango o lodo
Estas cosas me emocionan... sitios como el que muestro, se encuentran... para ello tienes que ir despacio y mirando muy bien... si es necesario se para... imaginaros mi sorpresa... alli en ese alto, recordando aquello que lei... sus leyendas... y encontrarme al fondo, tal y como me contaron este verano... que La Isabela esta muy a la vista... como nunca... y sus calles se pueden pasear
Que bonito alto para ver y recordar... tendria que estar a 30 metros bajo el agua
Lugar de recreo de la aristocracia y alta burguesía del siglo XIX, la construcción de La Isabela fue ordenada por Fernado VII en honor a su esposa, la reina Isabel de Braganza, encaprichados por el lugar y la bonanza de las propiedades curativas de las aguas ya conocidas por los romanos. Un conjunto palaciego con balneario y 27 manzanas con 50 viviendas, jardines y plazas, conocido en su época real como ‘el pequeño Versalles’ y sencillamente como ‘Los Baños’ cuando el lujo de la alta burguesía retomó el olvidado capricho de los reyes como pueblo termal, asoma estos días tímidamente el esplendor que se perdió en la realidad socioeconómica que le tocó vivir
Alli estaba... con mi fiel azul, la primera calle que abordo es esa... inquieto y exaltado... quiero hacer fotos... quiero estar todo el tiempo necesario... y quiero no perderme nada de lo que vi en fotos o pinturas de la epoca... es impresionante recordar montañas que veo ahora y vi en pinturas de cuadros... los horizontes no cambiaron
Me vienen historias a la cabeza... una de ellas la de una fosa comun... alli tiene que estar, no muy lejos...
y el puente... tienen que estar sus pilares... enfrente de donde estoy
El doctor Gregorio Marañón, quien acudió en varias ocasiones hasta este pueblo alcarreño y quien dijo de este lugar: “Me es grato volver sobre este tema predilecto a propósito de las aguas de La Isabela, por las que de antiguo he mostrado especial predilección (…). Están a un paso de Madrid, su emplazamiento es delicioso, con esa delicia aguda del oasis, tan frecuente en España (…). Yo he pasado horas de paz inolvidables bajo los negrillos de La Isabela y quisiera que la recobrasen allí cuantos la han de menester, que son tantos y tantos”
Totalmente solo... el ruido del aire y el agua eran los unicos que mostraban vida ante tanta ruina de un lugar que realmente es un fantasma... una aparicion espectral de algo que no deberia estar alli
La Guerra Civil cambió todos los planes, e incluso los de La Isabela, cuyas instalaciones dejaron de albergar a ricos y pudientes para acoger a los enfermos mentales que fueron desalojados de los psiquiátricos. Durantes los años de la contienda, esos hospitales se convirtieron en cuarteles...
Adela y Luis fueron de los últimos en abandonar el pueblo, allá por mayo de 1955. Aguantaron todo lo que pudieron “a la espera de que aumentara la compensación económica que el gobierno de turno nos daba por la casa y las tierras”, cuentan. “Al final quedábamos unos 20, y cuando nos fuimos, el agua ya estaba casi en el pueblo. El manantial ya había sido devorado por el Guadiela”, indica Luis que, con 26 años, se marchó a Madrid “a empezar de nuevo”.
Me parece increible... y tambien veo con fortuna, el poder estar alli... que La Isabela retornarse, como para querer contar con un ultimo grito lo importante que fue... siglos de adoracion a un entorno sublime, paradisiaco... donde quien fue se dio cuenta de ello y hoy despues de ser enterrada... exhala por derecho propio quien fue y donde estuvo, para que gentes como yo sepamos un poco mas de nuestro entorno mas proximo... de nuestra historia, de quien somos y lo que perdimos
Asi lo conte, asi lo vivi
Medel